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Un apóstata hombre novohispano: Servando Teresa de Mier y la supuesta herejía guadalupana

An apostate New Spain man: Servando Teresa de Mier and the supposed Guadalupan heresy

Roberto Mora Martínez *
Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, Universidad Nacional Autónoma de México , México

Revista de Historia de América

Instituto Panamericano de Geografía e Historia, México

ISSN: 0034-8325

Periodicidad: Semestral

núm. 156, 2019

revhistoamerica@ipgh.org

Recepción: 26 Abril 2018

Aprobación: 25 Julio 2018



Resumen: El método sustentado en la propuesta de pares de opuestos no dialécticos señala cómo el ser humano se ha construido un mundo dicotómico en el que en el trato humano sólo se consideran dos opciones: la de amigo o enemigo. Así, la presente investigación expone la versión de Fray Servando Teresa de Mier en torno al milagro guadalupano, la cual no se ajustaba a la aceptada por el clero hispano del siglo xix, por lo que fue señalado como apóstata y enemigo de la fe.

Palabras clave: enemigo, milagro, fe, Virgen de Guadalupe.

Abstract: The method based on the proposal of pairs of non-dialectical opposites, points out how the human being has built a dichotomous world, in which only two options are considered in human treatment: friend or enemy. Thus, the present investigation exposes the version of Fray Servando Teresa de Mier, around the miracle guadalupano, which did not adjust to the accepted by the Hispanic clergy of the nineteenth century, so it was designated as an apostate and enemy of the faith.

Keywords: enemy, miracle, faith, Virgin of Guadalupe.

Un apóstata hombre novohispano: Servando Teresa de Mier y la supuesta herejía guadalupana

Se cree lo que se quiere creer y aún más lo que se necesita creer.

Servando Teresa de Mier,

Obras completas, 1- El heterodoxo guadalupano, p. 34.

Edmundo O’Gorman

Introducción

La presente investigación parte del interés que en América Latina se ha mostrado en torno al pensamiento dicotómico, el cual es una distorsión del libre pensamiento, ya que lo restringe a considerar sólo dos opciones de las múltiples formas de convivencia que se suscitan en la vida. Así, se aborda la experiencia histórica de Servando Teresa de Mier, quien fue señalado como apóstata por parte del clero novohispano por presentar una versión diferente del milagro guadalupano. Cabe destacar que América había sido evangelizada antes de la Conquista y la imagen de la virgen de Guadalupe estaba pintada en la capa del apóstol Tomás.

Con apoyo en las investigaciones de Edmundo O’Gorman, se indica cómo Mier pasó de ser considerado como un excelente clérigo a un enemigo de la fe, por lo cual fue perseguido y arrestado en diversas ocasiones. Este hecho lo condujo a presentar más pruebas de que su versión era la correcta; sin embargo, a pesar de que no trascendió en la historia, la experiencia de Mier es de suma importancia para señalar cómo se construye la imagen de enemigo de una persona que no se sujetó a la tradición aceptada por el clero hispano.

De modo tal que, cuando se afectan los intereses de un grupo que se quiere mantener en el poder, éste se esforzará al máximo por destruir la buena imagen de cualquier persona, sin importar que haya formado parte de sus filas, incluso de manera destacada, como lo fue Servando Teresa de Mier.

Consideraciones sobre el enemigo

En lo referente a la construcción simbólica del enemigo, se eligió la historia de Servando Teresa de Mier, quien fue perseguido y signado públicamente como apóstata por la Iglesia católica, para lo cual es necesario considerar diversas opiniones, por ejemplo, quién lo determina y cómo la construye, en otras palabras, cuáles son los argumentos que expone para convencer. Rafael Vidal Jiménez ha señalado que “Desde la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, Occidente se encuentra perdido en la búsqueda orwelliana de un enemigo común desde el que sea posible la re-elaboración reactiva del “nosotros” frente al “ellos”, un “ellos” que tiende a identificarse con las propias víctimas de siglos de esclavitud y dominación: el llamado Tercer Mundo”.1

Cuando se aborda el tema sobre la constitución del Otro como enemigo, se enfocan tres puntos centrales:

1. quien busca establecer una batalla con el objetivo de quitar los bienes que una población posee;

2. a los luchadores sociales que buscan el establecimiento de un orden social diferente al neoliberal, ya sean guerrilleros, religiosos o activistas sociales de cualquier tipo;

3. actualmente a los inmigrantes, quienes al buscar refugio y bienestar en otras naciones, por lo que son portadores de cultura y diferentes prácticas políticas, que de cierta manera alteran el orden social de la población a la que se llega.

En el primer caso, el enemigo es un agresor que pone en riesgo la seguridad de una familia o población; en el segundo se trata de una persona que ha criticado el ejercicio político del Estado o de cualquier institución; el tercer ejemplo se caracteriza por individuos que introducen cambios culturales y con ello, supuestamente “desviar”, en opinión de los dirigentes políticos o de un grupo, la cosmovisión de los locales. Así, el problema radica en que la forma de vida del migrante se considera inferior con relación a la local. En otras palabras, al signado como contrario se le sitúa más allá de la alteridad, esto es, más allá de su cualidad de ser diferente, pues se le atribuye una intencionalidad agresiva en contra del “nosotros”. Si se acuerda que ciertas personas atentan contra la seguridad de un grupo o nación de manera ilegítima, entonces es necesario detenerlo por cualquier medio, ya sea por el convencimiento, leyes y castigos, incluso la guerra. Sin duda, un problema reside en conocer los supuestos que esgrimen quienes consideran que las acciones de otro(s) son ilegítimas, pues las más de las veces son conflictos de intereses.

Umberto Eco ofrece otras características del enemigo, pues señala que se les cuestiona debido a que “son distintos de nosotros y siguen costumbres que no son las nuestras”.2 Así, el que es “diferente” por excelencia es el extranjero. Este pensador apunta que también se construyen como enemigos no tanto a quienes son diferentes y nos amenazan directamente, sino a aquéllos que alguien tiene interés en representar como agresores, aunque no ataquen a la sociedad, de tal modo lo que pone de relieve su diversidad no es su carácter de peligrosos, sino que es su diferencia misma la que se convierte en señal de amenaza.3

Es de suma importancia considerar que se construye al enemigo con base en intereses morales y políticos de alguien o de algunos. Por tanto, sin importar que las intenciones reformistas o de corrección de ideas sean positivas, aquella persona que atente contra un orden institucional, será considerada como enemiga. Tal es el caso de Servando Teresa de Mier, quien ha sido elegido como ejemplo de un personaje que formaba parte de una congregación que se guía con base en las enseñanzas de Cristo, las cuales guían a practicar el amor y el perdón al prójimo. Sin embargo, la institución religiosa que se ha asumido como la depositaria del mensaje del redentor, en diversas ocasiones se ha mostrado contraria a toda aquella interpretación que no siga los cánones establecidos en ella.

Como un ejemplo, baste citar el caso de Filippo Bruno (1548), quien cambió su nombre a Giordano, filósofo y teólogo dominico, expulsado por acusaciones de herejía. Fue quemado en una hoguera por ir en contra de las afirmaciones del Vaticano acerca de que la tierra era el centro del universo. Es oportuno señalar que el Papa Clemente VIII le dio oportunidad de salvarse si se retractaba de sus afirmaciones, pero al negarse Bruno fue quemado el 17 de febrero de 1600.

No está de más señalar que la experiencia de Giordano Bruno, como la del novohispano Servando Teresa de Mier, entre otras, se caracterizan por desafiar al dogmatismo, por querer mejorar el conocimiento de los seres humanos, dando a conocer nuevas interpretaciones que aproximen a las personas al mensaje de Cristo. Lo que hace recordar 2 Timoteo 4:3-4, en donde se lee:

Porque llegará el día que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza. Al contrario; querrá oír enseñanzas diferentes. Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere escuchar. La gente no escuchará la verdadera enseñanza, sino que prestará atención a toda clase de cuentos.4

En este orden de ideas, es oportuno apuntar que el mensaje cristiano es muy claro: amar a toda persona. Por lo tanto, es paradójico el hecho de que Jesús haya sido enjuiciado y asesinado en la cruz, debido a que sus enseñanzas no eran un llamado a la rebelión. En la misma situación se pueden colocar los casos de Bruno y Mier, de quien es oportuno exponer su experiencia de vida.

En este punto es conveniente aclarar que la apostasía de Mier obedeció al rechazo públicamente de un dogma establecido por la Iglesia católica, lo que es diferente a la herejía, debido a que esta última se caracteriza por la creencia en ideas, por lo general, contrarias a la religión y, por lo mismo, que atacan o por lo menos invitan a las personas a adoptar actitudes que los conducirían por la vía del mal. Así, el que se haya atrevido a cuestionar el milagro fue considerado una ofensa por parte del clero español, un ataque, pues a pesar de que haya ofrecido otra versión, estaba poniendo en entredicho la evangelización hispana, lo cual fue uno de los argumentos más contundentes en la Junta de Valladolid en 1550 para justificar la permanencia de los ibéricos en el territorio hoy denominado América.

Servando Teresa de Mier

José Servando Teresa de Mier y Noriega y Guerra (1765-1827), educado en la orden de Predicadores en donde se ordenó fraile; a la edad de 27 años obtuvo el grado de Doctor en Teología por la Real y Pontificia Universidad de México. Fue un personaje de pensamiento liberal, quien defendió la causa independentista.

No está de más señalar que en su época alcanzó notorio reconocimiento como predicador, así lo confirma Edmundo O’Gorman, quien apunta que Mier fue solicitado por el obispo de Monterrey para predicar en el día del titular de ese templo, así como también habló en las parroquias de Cadereyta y Saltillo.

Fray Servando era un notorio y ecuánime orador a pesar de que solía elogiar a los conquistadores y a los reyes de España, aunque criticaba abiertamente a los “gachupines”, por ejemplo el 1 de enero de 1792, en el convento de Santo Domingo de la Ciudad de México impugnó la Declaración sobre los derechos del hombre y del ciudadano, proclamados por la Asamblea Nacional de Francia, así como un año después declamó en contra de la decapitación de Luis XVI, sustentando la propuesta de obediencia a los reyes. Por ello, señala O’Gorman qué lejos está Mier “de la gran peripecia que lo expulsó de su patria, para convertirlo en el pensador liberal y republicano cuyo perfil ha sido motivo de la devota atención y admiración de los más de sus historiadores”.5

En este orden de ideas, es oportuno señalar que Mier, al no cuestionar las ideas establecidas por el clero hispano, se le consideraba como un excelente teólogo y por lo tanto, puede anotarse, amigo de la verdad, debido a que no ponía en riesgo interpretación alguna ni a las autoridades.

El sermón del 12 de diciembre de 1794

Con relación al tema de La Guadalupana, Edmundo O’Gorman señala que fueron dos las ocasiones en las que Mier entregó los documentos relacionados con el sermón del 12 de diciembre de 1791. Pero en la segunda presentó dos versiones del mismo texto; la primera se podría considerar como un borrador debido a que, a decir del historiador mexicano, las ideas están desordenadas y poco cuidadas, a diferencia del posterior, cuya redacción está más pulida y que seguramente no fue escrito de memoria, sino que se basó en el primero, por lo que se ofrece la segunda versión.

Es conveniente destacar que a Mier le interesaba salvar la tradición guadalupana, pero introdujo una versión diferente a la comúnmente conocida, según la cual fue la Virgen de Guadalupe la que se le apareció a Juan Diego. Por ello se decide a introducir otra historia que en su opinión revela más concordancia con lo que debió acontecer en el momento de la aparición mariana. Para exponer su visión, aventura cuatro proposiciones:

1. “La imagen de nuestra señora de Guadalupe no está pintada en la tilma de Juan Diego, sino en la capa de Santo Tomás, apóstol de este reino”.

2. Mil setecientos cincuenta años del presente la imagen de nuestra señora de Guadalupe ya era muy célebre, y adorada por los indios en la cima plana de esta tierra de Tenanyuca donde le erigió templo y colocó Santo Tomás.

3. Apóstatas los indios muy en breve de nuestra religión, maltrataron la imagen, que seguramente no pudieron borrar, y Santo Tomás la escondió; hasta que diez años después de la conquista apareció la reina de los cielos a Juan Diego pidiendo templo, y le entregó la última vez su antigua imagen para que la llevara a presencia del señor Zumárraga.

4. La imagen de nuestra señora es pintura de los principios del siglo primero de la Iglesia; pero, así como su conservación, su pincel es superior a toda industria, como que la misma Virgen María se estampó naturalmente en el lienzo viviendo en carne mortal.6

Es conveniente abordar el sermón, en el cual vertió las anteriores propuestas. En primer lugar, considero importante apuntar que en opinión de Mier, los indios mexicanos, así como todos los demás, formaron parte de los judíos, pues fueron de los grupos que trabajaron en “la torre de Babel y la terciadécima de Noé, pobladores de esta tierra por los años del mundo 1090, donde ya encontraron establecidos a los otomíes desde los años del mundo 1680”.7 Es importante señalar que los datos históricos por él sostenidos carecen, hoy día, de sustento; sin embargo, en su época sirvieron para validar la idea de una población perteneciente al pueblo de Dios, debido a que una parte de esa población se refugió en estas tierras cuando aconteció el temblor provocado por la muerte de Jesús. Esas personas fueron las que fundaron México cuatrocientos años después.

Mier afirma que el Evangelio les fue predicado por Santo Tomás a los fundadores. Para demostrarlo se sustenta en las nomenclaturas de diversos lugares, por lo que señala el nombre del Peñón, Tomátl, cuya traducción es “agua de Tomé” y en las inmediaciones se encontraba el antiguo barrio de Tomatlán, o “cercano a el agua de Tomé”, entre otros lugares. Con esas bases, apuntala la idea de un grupo indígena que había formado parte del orbe cristiano.

No obstante, Mier se pregunta ¿de dónde se infiere que la imagen de la virgen estaba estampada en la capa de Tomás? Para responder, recurre a la historia de Perú, en donde la población se viste con capas de dos lienzos, tal como las usaba el apóstol, con lo que además señala que pasó por ese lugar, particularmente en Santa Cruz de la Sierra.

Con respecto a México, Mier señala que, siguiendo a Torquemada, la traducción de la sierra de Coatepec es sierra del mellizo, tal y como se le conoce a Tomás. En este sentido, continúa señalando diversos lugares cuya traducción está directamente ligada a la figura del Apóstol. Por lo que escribe: “Es manifiesta la pronta apostasía de los indios en la repetida alegoría de Quezalcohua que ellos mismos aplican a Santo Tomás, Quezalcohua, dice Torquemada, estuvo en esta tierra veinte años hasta que un viejo llamado Tilacaua le dio una bebida que lo hizo llorar amargamente y determinó partirse”.8

Fue por ello que decidió alejarse, por lo que quemó todas las cosas que tenía fabricadas en oro y plata y concha, es decir, todo ornamento sagrado para que no lo poseyesen los apóstatas y escondió otras cosas preciosas, entre ellas el señor de Chalma y entre esas, estaba La Guadalupana. Por último, lanzó la profecía de que años más tarde vendrían otros como él.

Así para significar que además ya la Virgen era conocida entre los pobladores de estas tierras, Mier afirma que, siguiendo a Torquemada, los totonacas ya adoraban a Tonacayoua, quien no admitía sacrificios humanos, sólo de pan, flores y perfumes. Se destaca que para el fraile la traducción de dicho nombre es: “‘la que tiene al que encarna en lo nuestro’, o ‘la madre del verbo encarnado entre nosotros’”.9 Por lo que era propiamente La Guadalupana.

Posteriormente, Mier explica por qué la imagen estampada de la virgen era específicamente del momento cuando ella estaba viva, y se dedica a analizar diversas partes de la imagen:

Veis que sobre el pie derecho a poca distancia tiene uno que ha parecido número 8, aunque por estar abierta una de sus esferas figura mejor que una tenaza. El piadoso pintor Cabrera lo discurre misterioso y que o nos recuerda que apareció en la infraoctava de su concepción o que es su pintura la octava maravilla. Bartolache con sus pintores afirma, por el contrario, que no es cosa especial. ¡Ah! ¡Uno y otro se engañan! Es una letra o carácter sirio-caldeo, idioma nativo en que hablaban y escribían los apóstoles.10

Así, Mier continúa analizando diversas partes de la imagen y concluye afirmando que en México, a diez años de la conquista sólo había indios y españoles y que en ninguno de los dos grupos se podía hallar a persona alguna que pudiese pintar una imagen tan bella.

En este punto es importante detener el análisis del sermón debido a las ideas centrales en las que se defiende una versión diferente a la que se lee en el Nican Mopohua, texto en el que se narra la aparición de la virgen a Juan Diego en 1531.

En este sentido, sólo resta por señalar que la prédica de dicha versión fue lo que le ganó el encono del obispo de México, Alonso Núñez de Haro, quien inicia una persecución despiadada contra el fraile novohispano.

Los motivos del sermón

Con base en los datos aportados por Mier, es fácil señalar que presentó otra versión sobre el milagro guadalupano. Sin embargo, como se indicó al inicio de este apartado, él era un seguidor fiel de las tradiciones católicas, por lo que es oportuno abordar el tema de los motivos que pudo tener para pronunciar tal sermón.

O’Gorman destacó que un escrito previo, posiblemente un sermón del cual no se sabe si llegó a predicarlo o no el 15 de diciembre de 1793, se encuentran ideas en torno a su postura sobre su nación y la interpretación religiosa. Por tanto, a pesar de que siempre mostró apego a las posturas católicas, hay una serie de preguntas interesantes que formuló en dicho escrito, por ejemplo “¿No es este el pueblo escogido, la nación privilegiada y la tierra prole de María, señalada en todo el mundo con la insignia gloriosa de su especial protección? ¿Con qué otra provincia, ciudad o pueblo ha hecho la madre de Dios las demostraciones de su afecto que con este reino mil veces afortunado?”.11

Apunta O’Gorman que en opinión de Mier la Virgen jamás se había dignado a conceder a otra nación tal distinción como lo hizo con la Nueva España, lo cual se puede interpretar como una preferencia que le brindaría un estatus más elevado sobre otras naciones, en lo referente a la relación con la divinidad. Esto muestra, de una u otra manera, un cierto orgullo territorialista, lo que no es un dato menor.

Posteriormente, como se sabe, Mier fue invitado para predicar el sermón del 12 de diciembre de 1794, sin embargo, señala el historiador mexicano que quince días antes el padre dominico Mateos lo invitó para conocer al licenciado José Ignacio Borunda, quien poseía información que le podría interesar y, efectivamente, Mier quedó fascinado con la información.

Ahora bien, ¿cuáles fueron los motivos de Mateos, así como de otros novohispanos con los que se reunía el dominico? O’Gorman señala abiertamente que era un plan fraguado en un grupo de criollos, en el que además incluye a los concejales del ayuntamiento. Por tanto, su designación obedeció a la necesidad de elegir a un predicador capaz de tal atrevimiento, es decir, ofrecer otra versión de la aparición guadalupana. Así pues: “Se trataría, en suma, de un plan motivado en respuesta a una crisis que amenazaba nada menos que al sostén espiritual de la patria criolla”.12

De ese modo, se salvaba la tradición guadalupana y al mismo tiempo se fortalecía el espíritu nacionalista novohispano, debido a que ya no sería obra de los españoles, quienes con su llegada trajeron la salvación cristiana. Por otra parte, la información brindada por Borunda se fortalecía debido a que aludía a datos recabados por los mismos hispanos, quienes encontraron signos y relatos católicos previos a su arribo a estas tierras. En dichas narraciones se hablaba de un hombre blanco y barbado, a quien Mier y otros identificaron como el apóstol Tomás, además de más datos como cruces, crónicas e historias que aludían a una evangelización previa, por lo cual dedujeron que los indígenas ya adoraban a la virgen, por lo que al verla del lado de los españoles, dejaron de pelear, pero no porque ella hubiese elegido un bando, sino para evitar más muertes.

Para O’Gorman, en el sermón hay una enmienda de circunstancias y no una actitud de crítica, por lo que seguramente, señala, tuvo que ser recibida con beneplácito por la población y ampliamente difundida. Sin embargo, por los acontecimientos que se indican en el siguiente apartado, las autoridades hispanas percibieron un riesgo que las alertó en contra de toda interpretación que alejara a los españoles como ejes de la evangelización, ya que así cabría la posibilidad de que se pudiese prescindir de sus servicios en lo futuro. Debido a ello, consideraron a Mier como apóstata, ya que en su opinión, públicamente abandonó los principios que antes había profesado, falseando la historia, con lo cual se encontraba cercano a la herejía, esto es, la negación de los dogmas católicos.

Historia de la persecución a Mier

Cuando Mier es llamado a comparecer ante el jurado eclesiástico el Arzobispo lo condena a 10 años de reclusión en el convento de Nuestra Señora de Caldas en el Obispado de Santander, además de que le prohibió toda enseñanza pública, escuela o púlpito. En 1795 se le envía preso a España y arriba a Cádiz, donde empieza un recorrido por distintos lugares en dirección a su destino final. Durante el trayecto logra fugarse en 1797, dirigiéndose a Francia.

Tras varias peripecias, en 1801 llega Bayona en donde sostiene debates con los rabinos y rechaza una oferta de matrimonio de una judía. En julio conoce a Simón Rodríguez (1769-1854)13 y juntos abren una escuela para enseñar castellano. Escribe una disertación contra Volney (1757-1820)14, lo que le propició la protección del gran Vicario de París, quien le encomienda la parroquia de Santo Tomás, resultado de su gran capacidad y conocimiento de la religión.

Una vez sintiéndose seguro, resuelve marchar a Roma para obtener su secularización, la cual se le otorga en 1803. Sin embargo, decide viajar a Madrid donde se le vuelve a aprehender, aunque en 1804 se fuga nuevamente, dirigiéndose esta vez a Portugal en donde presencia la batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805). En 1807, mientras vive en Lisboa, Mier recibe el nombramiento de Prelado Doméstico del Papa, por haber convertido al catolicismo a dos rabinos.

A partir de 1811 empieza a luchar contra la invasión francesa a España, y después de una serie de experiencias viaja a Inglaterra con la idea de promover la independencia de México, en donde ya comienza otro capítulo de su vida, el del republicano convencido y representante de los que posteriormente adoptarían el nombre de mexicanos. En este punto es necesario detener la historia sobre sus experiencias políticas para no perder de vista el tema religioso.

Otros datos ofrecidos por Mier

Es importante señalar que Mier expuso más datos en los que se observa que históricamente el milagro del 12 de diciembre de 1631 no pudo acontecer. En este sentido, es oportuno sólo citar algunos breves pasajes. En primer lugar, hay que señalar que en sus Memorias apuntó que quienes confirmaban la versión de Antonio Valeriano señalaban que Zumárraga edificó una pequeña capilla provisional en Tepeyac (Tepeyácac). Sin embargo, el arzobispo Núñez de Haro “afirma en su edicto que no se trasladó la imagen hasta el año de 1533, año que todo lo pasó en España Zumárraga, para donde partió unos seis meses después de la aparición, y no volvió hasta 1534”.15

Zumárraga no estaba en la Nueva España, además, en toda la obra publicada por este ilustre personaje no hay ni una sola referencia al hecho guadalupano. Hay, es cierto, quienes defienden una carta que no se sabe si es de Zumárraga, en donde se lee información sobre un “suceso”, pero nunca se especifica cuál, ni cuándo aconteció.16

Además, considero importante señalar que cuando la virgen le transmitió a Juan Diego lo que debía decir, tuvo que haber expresado que

te envía la Madre del verdadero Dios” o Tzenteotinantzin o Tonantzin (la madre de Dios), quien ya era una deidad conocida por los indígenas mexicanos hacía años. Por último, él era un “macehual u ordinario; y, por consiguiente, su capa o tilmatli debía ser de ixtle o hilo de maguey, especialmente reciente la conquista como antes. Esta era una etiqueta tan rigurosa entre los aztecas, que un hijo mismo del emperador de México no podía llevar la capa de otro género antes de haber ganado una batalla.17

A manera de conclusiones

El objetivo de este trabajo, al abordar la persecución y encarcelamiento de Servando Teresa de Mier por haber divulgado una explicación diferente sobre el milagro guadalupano que se basa en la historia de Juan Diego, se debe a la necesidad de exponer cómo los católicos (y religiosos en general, como más adelante se apunta) construyeron la imagen de enemigo en una persona cuya “falta” fue expresar opiniones diferentes a las aceptadas institucionalmente.

Para exponer cómo los religiosos católicos no respetaron las enseñanzas de Cristo, es oportuno citar el Evangelio de Mateo, en el que se corrige las antiguas prédicas que apuntan el odio al enemigo, por lo que él enseña

44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, 45 para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores. 46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. 47 Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así. 48 Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.18

Siguiendo las ideas del nazareno, todo aquél que se considere creyente no debería aborrecer ni perseguir a nadie, sin importar que creyesen o no en sus enseñanzas.

Sin embargo, como se indicó en la primera parte de esta sección, no sólo los católicos han cometido actos de injuria y persecución contra aquéllos que consideran enemigos. Como un ejemplo de ello, es posible señalar brevemente la historia de Baruch Spinoza porque resulta significativa, a causa de que experimentó persecuciones de judíos, evangelistas y católicos, debido a que en sus ideas sobre Dios, al que consideró como un ser perfecto y eterno, que no necesitaba muestras de fe, por lo que participar en cualquier tipo de ritual era innecesario, pues siguiendo las enseñanzas tanto de los judíos como de Jesús, señaló que para la salvación humana bastaba con observar una actitud recta, siguiendo los dictados establecidos en los libros sagrados. Así lo escribió: “la ley divina natural no nos exige ceremonias, es decir, acciones en sí indiferentes que se llaman buenas por convención”.19 En su opinión, Dios mandó a hacer el bien, no como contrario del mal, ni para combatirlo, sino “hacer bien por amor del bien”.20

En este sentido, el caso del sermón oficiado en la Colegiata de Guadalupe por Servando Teresa de Mier, si bien es cierto que era un plan fraguado en un grupo de criollos, no cuestionaba ninguna de las bases o dogmas cristianos, por ello, el título de este trabajo debería ir entre signos de interrogación, debido a que Núñez de Haro construyó la imagen de un Mier agresivo, ignorante y detractor de la fe, lo cual es falso, pero que sin duda, esto arraigó en la mente del clero hispano que apoyó al Obispo en contra de Mier.

Resta señalar que las acciones emprendidas contra Servando Teresa de Mier son una clara muestra de la intolerancia a la libertad de pensamiento, que es una de las mayores virtudes humanas y, al mismo tiempo, enemiga de las personas que sólo buscan mantener el control de la sociedad y sus intereses políticos.

Bibliografía

Biblia, Seúl, Sociedades Bíblicas Unidas, 2005.

Eco, Umberto, Construir al enemigo y otros escritos, México, Lumen, 2012.

Mier, Servando Teresa de, Obras Completas I, El heterodoxo guadalupano, México, UNAM, 1981 (Nueva Biblioteca Mexicana 81).

O’Gorman, Edmundo, “Advertencia”, en Servando Teresa de Mier, Obras completas, 1- El heterodoxo guadalupano, México, UNAM, 1981 (Nueva Biblioteca Mexicana 81).

Spinoza, Baruch, Tratado teológico-político, Tratado político, 5a. ed., Enrique Tierno Galván (trad.), Madrid, Tecnos, 2010 (Clásicos del pensamiento 47).

Páginas electrónicas

Biblia católica <https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio- segun-san-mateo/5/>.

Mier, Servando Teresa de, Memorias de Fray Servando Teresa de Mier, Madrid, Editorial América, 1917: <http://www.filosofia.org/aut/001/1917mi02.htm>.

Hernández, Jesús, “Fray Juan de Zumárraga y la Virgen de Guadalupe ¿Negó Zumárraga la Aparición? ¿Escribió o no sobre la misma?”, disponible en: <http://luxdomini.net/_gpe/contenido1/guadalupe_zumarraga.htm>.

Vidal Jiménez, Rafael, “El “Otro” como Enemigo. Identidad y reacción en la Nueva “Cultura Global del Miedo”, en Aparte Rei, Revista de Filosofía, <http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei/vidal32.pdf>.

Volney, Constantine Chassesboeuf, Conde de <http://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/volney.htm>.

Notas

1. Rafael Vidal Jiménez, “El ‘Otro’ como Enemigo. Identidad y reacción en la Nueva ‘Cultura Global del Miedo’”, en Aparte Rei, Revista de Filosofía, <http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei/vidal32.pdf>.
2. Umberto Eco, Construir al enemigo y otros escritos, 2012.
3. Ídem.
4. La Biblia, 2005, pp. 1511-1512.
5. Edmundo O’Gorman, “Advertencia”, en Servando Teresa de Mier, Obras completas, 1- El heterodoxo guadalupano, 1981, p. 7.
6. Servando Teresa de Mier, Obras Completas I, El heterodoxo guadalupano, pp. 238-239.
7. Ibíd., p. 239.
8. Ibíd., p. 246.
9. Ibíd., p. 248.
10. Ibíd., p. 249.
11. Edmundo O’Gorman, “La tradición en crisis”, en Servando Teresa de Mier, Obras..., p. 24.
12. Ibíd., p. 28.
13. Venezolano, tutor de Simón Bolívar, pedagogo defensor de la educación pública. En sus propuestas educativas señalaba la importancia sobre la formación de ciudadanos para que ellos forjasen verdaderas repúblicas libres.
14. Ilustre pensador francés, cuyas ideas sobre la religión lo condujeron a afirmar que en el ser humano hay una innata “exigencia de adorar a un ser supremo, en su valor simbólico e idea”. Consideró que el cristianismo era una concepción alegórica del sol. <http://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/volney.htm>, fecha de consulta 19 de octubre de 2016.
15. Servando Teresa de Mier, Memorias de Fray Servando Teresa de Mier, disponible en: <http://www.filosofia.org/aut/001/1917mi02.htm>, fecha de consulta el 05 de junio de 2016.
16. Cf. Jesús Hernández, Fray “Juan de Zumárraga y la Virgen de Guadalupe ¿Negó Zumárraga la Aparición? ¿Escribió o no sobre la misma?”, disponible en: <http://luxdomini.net/_gpe/contenido1/guadalupe_zumarraga.htm>, fecha de consulta el 06 de junio de 2016.
17. Servando Teresa de Mier, Memorias.
18. Biblia, <https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio-segun-san- mateo/5/>, fecha de consulta el 21 de julio de 2018.
19. Baruch Spinoza, Tratado teológico-político, Tratado político, 2010.
20. Ibíd., p. 32.

Notas de autor

* Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México, correo electrónico: rmoramar@unam.mx Se agradece a la DGAPA-PAPIIT de la UNAM, por su apoyo al proyecto “La construcción simbólica del enemigo en el imaginario latinoamericano: orígenes, continuidades y rup- turas” (IN401216), gracias a ello fue posible la elaboración del presente artículo.
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