Reseñas

Oikión Solano, Verónica. (2018). Cuca García (1889-1973), por las causas de las mujeres y la revolución. Zamora, Michoacán: El Colegio de Michoacán y El Colegio de San Luis, 480pp.

http://orcid.org/0000-0003-0915-8800 Ana Jose Cuevas
Universidad de Colima, México

Oikión Solano, Verónica. (2018). Cuca García (1889-1973), por las causas de las mujeres y la revolución. Zamora, Michoacán: El Colegio de Michoacán y El Colegio de San Luis, 480pp.

Revista de Historia de América, núm. 159, 2020

Instituto Panamericano de Geografía e Historia

Oikión Solano Verónica. Cuca García (1889-1973), por las causas de las mujeres y la revolución.. 2018. Zamora, Michoacán. El Colegio de Michoacán y El Colegio de San Luis. 480pp.. 978-607-544-029-3

La biografía de María Refugio García Rodríguez, Cuca García, tiene un doble mérito: además de documentar de manera minuciosa y sólida los orígenes del feminismo mexicano y su activismo en él, nos permite ver su participación en la fundación y desarrollo del Partido Comunista Mexicano desde su militancia y mirada. Cuca García nació en Teratán, Michoacán en 1889 “en el seno de una familia de clase media con buena posición económica”[1]. Su educación y visión política estuvieron profundamente influenciadas por los ideales liberales de su padre, un médico “inteligente y rebelde a la dictadura porfiriana”[2]. En la biblioteca familiar leyó a autores clásicos y vio cómo él apoyaba y protegía a los trabajadores, además de conocer ideas contrarias al régimen porfirista. La muerte de su padre la obliga a trabajar a los 20 años tras perder sus propiedades por un pleito familiar. Cuca ingresa a la política con su hermano y se afilia a las filas comunistas desde donde enarboló los ideales más radicales de la Revolución Mexicana. Esto marca el inicio de una vida política de más de cuarenta años desde donde conocemos que su actividad política inicial y acciones para mejorar la condición de la mujer por medio de la educación y el empleo la conducirían al feminismo.

El libro ofrece material inédito, amplio y profundo sobre la vida de Cuca García, material que la autora reúne a lo largo de varios años de trabajo. Uno de los principales aportes del libro es justo la gran diversidad de archivos y fuentes directas e indirectas que le permiten reconstruir la trayectoria política y activismo de esta feminista. Rastrea con paciencia acervos especializados y personales, bibliotecas de universidades o partidos políticos, consejos, asociaciones, ligas, secretarías, uniones, sindicatos o de centros de estudios y de investigación que le permiten mostrarnos el complejo e interesante rompecabezas del feminismo y comunismo mexicano. Al hacerlo no sólo nos cuenta quién era Cuca García, sino también la gran pasión que ella sintió por su trabajo, así como sus aportes a la lucha por los derechos humanos de las mujeres, el Partido Comunista Mexicano y el mismo proyecto de nación. Las distintas fuentes muestran el lenguaje político, las luchas de poder de los nacientes partidos, la forma de hacer política de hombres y mujeres, la subordinación de género de las mujeres a las lógicas y poder político masculino, los antagonismos ideológicos de clase, género y política dentro de los mismos partidos y, sobre todo, la resistencia de la mayor parte de los hombres de su propio partido y los políticos a la agenda feminista. En este recorrido es evidente una gran congruencia en su hacer feminista y político a favor de las mujeres de las clases trabajadoras y campesinas. Esto es contado a partir de un preámbulo con las coordenadas metodológicas del libro, los retos de las fuentes y la caracterización de Cuca y 33 secciones organizadas de manera cronológica desde donde construye la biografía política de Cuca García. En cada una de ellas es visible su oficio como historiadora – parafraseando a Luis González y González – que lo mismo nos asoma a datos inéditos que nos permiten ver los límites de las fuentes al no poder acceder a aspectos claves de su vida, como su vida familiar y de pareja o lo que pasó tras su retiro de la vida política y el feminismo en los primeros años de 1940. A medida que se avanza en la lectura se puede ver que el feminismo de Cuca García estuvo fuertemente influenciado por “un ideario cívico, rebelde y patriota, y (que) a la vez visualizaba a la revolución como un profundo cambio social”[3].

A este diverso y rico panorama de fuentes se suman los hallazgos y trabajos de investigadoras feministas como Gabriela Cano y Mary Nash, los cuales le permiten profundizar y complementar su argumentación sobre el feminismo. Estos trabajos permiten reflexionar sobre dos puntos. El primero es la profesionalización de la educación e investigación en México. El segundo es la consolidación y la especialización de los estudios de género, feministas y de las mujeres en la academia mexicana que arrojan luz a la participación de las mujeres en espacios que por años fueron vistos como exclusivamente masculinos.

Es un libro importante para ambas historias, la primera mucho más documentada y estudiada que la segunda. De ahí que resulte casi inevitable no sorprenderse y preguntarse cómo es que ambas hayan dejado de lado sus aportes. Esto contrasta con lo que conocemos desde la filosofía, historia, literatura, sociología y antropología sobre feministas como Carmen Serdán, Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Florinda Lazos de León, Mathilde Rodríguez Cabo, Amalia González Caballero o la propia Rosario Castellanos; esta última a quien de manera reciente se ubica incluso como feminista aun cuando ella no se asumió como tal. Cuca García conoció y peleó junto ellas y contra ellas cuando se posicionaron en el mismo lugar o se confrontaron por diferencias políticas o de clase en su activismo feminista.

Las diversas fuentes usadas por Verónica Oikión permiten ver que Cuca García tuvo como prioridad la educación de las mujeres y su organización como base para la defensa de sus derechos laborales. También nos muestran que los tropiezos fueron numerosos, que tuvo que empezar de cero y enfrentar de manera continua tanto la falta de apoyo como la indiferencia de sus colegas de partido. Al lugar al que fue, insistió una y otra vez sobre la importancia de que las mujeres recibieran la misma paga, que tuvieran condiciones adecuadas para trabajar y atender a la familia – cuestión que estaba convencida les correspondía a las mujeres –, de acceder a la educación como vehículo tanto de liberación como de movilidad social. Llegó a enarbolar, incluso, acciones para la regulación de la prostitución femenina. En todos fue criticada, enfrentó indiferencia y obstáculo tras obstáculo.

En la medida en que el feminismo creció y el comunismo se debilitó, quedó claro que el conservadurismo del Partido Nacional Revolucionario, la intervención de Estados Unidos en la política mexicana y la creación de un sindicalismo oficial que aglutinó frentes y grupos de todos los partidos, empezaron a mermar la fuerza del feminismo y comunismo. Esto la llevó, de manera gradual, a la clandestinidad y precariedad como forma de vida.

Cuca García se formó con los más vanguardistas de las élites de izquierda y abrevó en los ideales feministas patriarcales de principios de siglo XX. Si bien conoció tanto en México como en el extranjero a los principales artistas e intelectuales de la época ligados al comunismo y feminismo tales como Tina Modotti, Alexandra de Kollontai, Consuelo Uranga, Graciela Amador, Concha Michel y Elvia Carrillo Puerto, y dirigentes de las distintas cooperativas y ligas, trabajó con todas y todos ellos a pesar de las diferencias para dar forma al comunismo mexicano y desde ahí, plantear sus ideas sobre lo que consideraba eran los derechos de las mujeres.

Desde su actividad política, y siempre en debate con los partidos y grupos contrarios, le dio forma a su agenda feminista comunista impulsando sus ideas desde los distintos congresos sobre mujeres en los que participó para buscar el derecho al voto, darle forma a peticiones laborales o participar en puestos para impulsar “tareas, dirigidas directamente a las mujeres trabajadoras, (que) serían significativas en los siguientes años para supervisar el avance de las incitativas y resolver las cuestiones económicas que al respecto se fueran presentando”[4]. Entre sus demandas estuvieron los derechos maternos, a la educación, a la representación política, a la igualdad de derechos laborales, temas que aún hoy siguen siendo tema de debate y legislación. Sus ideas fueron sumamente transgresoras para la época y eso la mantuvo siempre bajo una celosa vigilancia y crítica, cuestiones que la orillaron a la pobreza, la inestabilidad laboral y a un continuo ir y venir de una ciudad a otra. Ésta fue quizá la mayor lucha de su vida, una que enfrentó en soledad y con la resistencia e indiferencia de sus colegas de partido, así como una amplia apatía del público por el feminismo. El movimiento comunista feminista no tenía una base orgánica. El pensamiento de comunista –y socialista– era de distinto corte y orientación aunque comprometidos discursivamente con la condición de la mujer como trabajadora y sus condiciones de trabajo.

El libro permite ver que política y feminismo van de la mano, ambos profesionalizándose y naciendo como instituciones con líderes claros. El feminismo en clara desventaja y siempre como argumento político de políticos que capitalizan el prestigio y apoyo que la gente dio a Cuca García, por medio de colectivos, ligas, asociaciones y frentes feministas subordinados siempre a los intereses de los partidos.

Hacia finales de 1930 la participación política de Cuca García era apenas visible, luego de décadas de incansables luchas. Si bien ella tenía una gran madurez política, una enorme capacidad de interlocución, claridad y visión sobre los nexos del feminismo internacional con el nacional, había en el escenario nuevos personajes cercanos a políticos con ideas más conservadoras y una clara avanzada de la ideología de derecha. La llegada al poder de Manuel Ávila Camacho en 1940 sepulta al comunismo y debilita al feminismo al darle la espalda a pesar del apoyo masivo que éste recibió en las elecciones por parte de los colectivos de mujeres alentados por Cuca García y otras feministas comunistas, socialistas, de derecha y del centro unidas en búsqueda del voto e igualdad de género. Durante este período Cuca García se mantuvo en contacto con las dirigentes del frente para hacerles ver lo importante de demandar puestos de representación en donde se tenía esa posición por ley. Esto mostraba que las demandas de Cuca seguían siendo guiadas por los ideales revolucionarios; ideas y valores que contradecían los nuevos aires e intenciones políticas, demandas que aún no terminan de resolverse.

Los primeros años de la década de 1940 fueron de enorme presión para los partidos de izquierda y grupos feministas afines a ellos. De manera paulatina los distintos colectivos y frentes feministas que Cuca García aglutinó fueron obligados a sujetarse a liderazgos masculinos que terminaron por ahogar al feminismo al exigírsele la militancia al partido oficial con el propósito de tener un frente unitario. Esto llevó a la fragmentación del Comunismo y feminismo, a dudar sobre el liderazgo de Cuca García y sobre si estas acciones favorecerían la lucha feminista y su autonomía. La incursión de la política mexicana en la política exterior modernizante, el período de posguerra y el desgaste de las demandas revolucionarias llevaron a la desaparición del comunismo en Rusia en 1943 y un año después en México quedaban tan sólo algunos comités. Hacia 1946, los revolucionarios, idealistas y comunistas no tenían ya representación política y la agenda feminista buscaba como prioridad el derecho al voto y la anti reelección, el feminismo se había vuelto ya un movimiento urbano y de clases medias. En estos últimos años de activismo político y feminista Cuca García escribe de manera frontal que fueron usadas por el partido en el poder para mantener cacicazgos de unos cuantos y acusó a las mujeres de ser igualmente culpables. Las acusó de mantener en la miseria a las campesinas y obreras y sus familias.

Las fuentes usadas por Verónica Oikión para documentar esta última parte de la biografía política de Cuca García dejan ver que su interés por las campesinas y obreras seguía vivo. No obstante, al apoyar la disolución de colectivos feministas en el período de henriquismo, Cuca mostró una postura contradictoria a lo que ella misma había dicho: que la conquista de derechos era un camino largo y de lucha constante. Esto acabó por sepultar el movimiento feminista dentro del henriquismo y fue el colofón de la propia carrera política de Cuca. Al parecer ella, como afirma Oikión, estuvo subjetivada en términos políticos “y sus limitaciones en su enfoque feminista, no alcanzaron a percibir la retórica de la supuesta ciudadanía libre e igualitaria plasmada en el reconocimiento oficial del sufragio femenino (la cual encubría la verdadera ´condición de ciudadanas incompletas y de segunda´”, palabras de Alejandra Massolo[5]).

La biografía de Cuca García nos enseña el complejo camino del feminismo y la construcción del estado moderno mexicano. Al terminar la lectura, una no puede más que agradecer que Verónica Oikión haya hecho escrito un libro como éste dada la importancia de sus contribuciones a ambas causas desde la mirada de una de sus más grandes activistas. Sus demandas y lucha imbatible por los derechos humanos de las mujeres siguen vigentes. Su libro arroja una amplia luz al trabajo y penurias que tanto María Refugio García Rodríguez, Cuca, al igual que muchas otras mujeres, enfrentaron al defender los derechos de las mujeres.

Bibliografía

Massolo, Alejandra (comp.), Los medios y los modos. Participación política y acción colectiva de las mujeres, México: El Colegio de México, 1994.

Oikión Solano, Verónica. Cuca García (1889-1973), por las causas de las mujeres y la revolución. México: El Colegio de Michoacán y El Colegio de San Luis, 2018.

Notas

[1] Oikión, Cuca García (1889-1973), por las causas de las mujeres y la revolución, p. 57.
[2] Ibíd.
[3] Oikión, Cuca García (1889-1973), por las causas de las mujeres y la revolución, p. 65.
[4] Oikión, Cuca García (1889-1973), por las causas de las mujeres y la revolución, p. 165.
[5] Massolo, Los medios y los modos, p.17
HTML generado a partir de XML-JATS4R