Cuba y la memoria napoleónica: Antommarchi, reliquias, Julio Lobo y un museo
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Resumen
El espacio memorial se levanta como un terreno de legitimación simbólica de los recuerdos e imágenes del pasado con una vocación presentista, que busca modular las representaciones del tiempo vivido. Los usos políticos del pasado no constituyen una novedad y la memoria colectiva lleva siglos regulando los recuerdos de las comunidades gracias a la puesta en escena de diferentes marcos o, en palabras de Nora, espacios de la memoria. Este trabajo intenta acercarse a los mecanismos de reproducción memoriales, para explicar por qué Cuba se ha convertido en depositaria de una memoria napoleónica y a su vez en difusora de la leyenda dorada del Gran Corso. De la mano de un coleccionismo, operado a diferentes escalas, hasta la panteonización de una imagen legendaria con la creación de un museo público, el texto también pretende explicar los factores que han propiciado la reproducción del mito napoleónico en aguas caribeñas. La investigación apuesta por una diversidad de fuentes que abarcan desde las últimas aproximaciones teóricas a la temática hasta fuentes de archivo, expedientes de piezas de colecciones museales, prensa de la época y soportes audiovisuales. La complejidad de un fenómeno como la memoria y en especial, la napoleónica, hace necesario este enfoque interdisciplinario que aúna esfuerzos desde la historia, la sociología, las artes y el coleccionismo, para comprender el germen y la plenitud de un fenómeno que hunde sus raíces en el siglo XIX.
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