Vidal, Laurent, Les hommes lents. Résister à la modernité XV-XX siècle,
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Resumen
La velocidad se ha convertido en un referente cardinal de nuestra época. Su en-cumbramiento como valor superior y su desdoblamiento a través de la tecnolo-gía ha trastocado profundamente todos los ámbitos de la vida: ha impuesto un nuevo tempo a las formas de producción y a las dinámicas de consumo, y ha establecido nuevas pautas a la cadencia de nuestras relaciones sociales, incluso a las afectivas. De la fast fod a la gran aceleración del antropoceno, la velocidad es un actor esencial para comprender la configuración y dinámicas del mundo actual, y sobre ello han reflexionado diversos autores. Entre ellos, Ivan Illich observó en la década de los setenta, cómo la sociedad industrial y sus ritmos conducían a la humanidad a una aceleración paralizadora por cuanto la hacían dependiente de una matriz energética y de formas de producción y consumo insostenibles que generaban desigualdad, y a la larga un futuro sombrío (1974). El filósofo Paul Virilio observó que la obsesión por la inmediatez en las sociedades contempo-ráneas producía dromocracias, en las que el hombre enfermo de movimiento quedaba a merced del rendimiento y despojado de la capacidad de gobernar con indepen-dencia su propio tiempo y espacio (1977). Y en ese contexto, condicionados por estos valores, Byung-Chul Han observó que los individuos experimentan agota-miento, enajenación y frustración, y se produce una sociedad del cansancio que aísla y divide a los individuos facilitando con ello la reproducción de las dinámicas de explotación y autoexplotación (2012). ¿Cómo llegamos a esta situación? ¿En qué momento se instaló entre nosotros esa veneración por la velocidad? ¿Cuándo normalizamos la dictadura de la inmediatez que vive la humanidad y cuyos efec-tos están a la vista de todos?
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